La sociedad dicta y el hombre obedece.
¿Quien merece castigo? Si yace al abismo
Y brota involuntariamente un rastro negro,
Presa del pueblo, al acecho del hacha.
Una fuga de petróleo desde el infierno.
Es más fácil cegarse que mirar al sol.
Muerto en vida o muerte en serio,
la paradoja se convierte en maldición.
No hay jaula que retenga mi alma,
Ni protesta que justifique el cambio.
Si todo queda reducido a homicidio
Y al final del día solo somos niños llorando.
–
La gente tiende a olvidar que clase de animales podemos llegar a
ser.
Si te gustó este escrito probablemente te interese leer Estremecido.
[…] te gustó este escrito probablemente te interese leer: La lincha. Puedes seguirme en redes a través de mi página en Facebook: Emiliano […]
Me gustaMe gusta