La lincha.

La sociedad dicta y el hombre obedece.
¿Quien merece castigo? Si yace al abismo
Y brota involuntariamente un rastro negro,
Presa del pueblo, al acecho del hacha.

Una fuga de petróleo desde el infierno.
Es más fácil cegarse que mirar al sol.
Muerto en vida o muerte en serio,
la paradoja se convierte en maldición.

No hay jaula que retenga mi alma,
Ni protesta que justifique el cambio.
Si todo queda reducido a homicidio
Y al final del día solo somos niños llorando.

 

La gente tiende a olvidar que clase de animales podemos llegar a
ser.

Si te gustó este escrito probablemente te interese leer Estremecido.

1 comentario en “La lincha.”

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s